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LOS DOSCIENTOS DE CERVELLÓ
El Santuario de Cervelló (BCN) vive una situación de extrema necesidad. Sí, ya sé que es el caso de
muchas iniciativas similares en todo el Estado. Pero la urgencia general no
aliviará a sus inquilinos.
Desde el pasado 1 de diciembre, la Fundación
Altarriba (propietaria de las instalaciones) cedió su gestión a la asociación DAYA, que se ocupa desde entonces de los animales
residentes: más de doscientos entre perros y gatos. Muchos de ellos padecen
dolencias crónicas, con lo que esto supone de gastos veterinarios. Y otros son
ya viejecitos, razón de más Para que sus cuidadoras deseen ofrecerles la mayor
calidad de vida en su última etapa vital. ¡Se lo merecen!
La cuestión es que, con motivo del traspaso, una parte significativa de la
masa social, cuyas aportaciones sustentaban el proyecto, se esfumó, quizá
creyendo –erróneamente– que, como tal, tocaba a su fin. Pero, por fortuna, el
proyecto continúa adelante. Allí se siguen moviendo colas y permanece intacta
la ansiedad por una caricia en el lomo. Porque sus peludos residentes, como
buenos perros y gatos, apenas requieren para ser felices la compañía y amistad
de las personas que desde hace años les atienden.
Quienes llevamos en el ajo alguna que otra década sabemos bien que el
manejo de este tipo de “familias numerosas” no siempre se hace desde el deseado
equilibrio entre racionalidad y corazón. Me consta que no es el caso.
Estoy seguro de que la defensa de los animales con los pies en el suelo es algo
cada vez más común, por suerte para los defendidos. Y creo que un buen ejemplo
es DAYA y sus responsables.
Pues sí, en efecto… Si acaso no ha quedado claro en lo que va de artículo, lo
que necesitan es apoyo económico. ¿Qué si no? Porque aquí no hay truco que
valga: por mucho empeño que se ponga, poco puede hacerse sin fondos en la cartilla.
Ustedes perdonarán la cursilería, pero justo ahora que llega la primavera,
quizás sea un buen momento para rascarnos el bolsillo y encima dormir con la
conciencia [aún más] tranquila. Echemos a esta gente una mano. ¡O dos!
( marzo 2015
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